Enclavado en la estructura urbana del pueblo de Pozo Cañada, el edificio municipal se transforma en un edificio útil, accesible y sostenible. El cambio de lo que había sido siempre el consultorio de salud del municipio se convierte ahora en un Aulario, donde se albergan numerosas actividades cultural-educativas, para mayores y niños. El edificio evoluciona hacia un nuevo uso, creando diferentes espacios y ambientes.

El edificio, con una superficie útil limitada, se distribuye a través de un vacío que atraviesa todo el volumen del edificio en su lado transversal, donde se ubica la recepción y la sala de espera. A través de él se encuentra el acceso a los diferentes espacios: tres aulas, con diferentes funciones y tamaños, dos de ellas separadas mediante un tabique móvil que permite la conversión en una única aula más majestuosa.

Esta idea que se dibuja por un vacío de color refuerza la percepción de vacío y garantiza la continuidad visual, el movimiento y el flujo, evitando pasillos innecesarios y aprovechando la superficie al máximo. El espacio, acompañado de volúmenes, juego de luces en el techo y con un color vibrante, ofrece al usuario múltiples sensaciones. Sus formas oblicuas y el gran ventanal ofrecen un fondo de perspectiva que invita adentrarse en el espacio.

En el exterior se opta por la rehabilitación energética creando una envolvente térmica mediante el sistema SATE, y sustituyendo todas las carpinterías por unas de altas prestaciones térmicas, lo que conlleva a una mejora en el confort térmico y ahorro energético.  Se pretende que el edificio se integre en el entorno pero que al mismo tiempo ofrezca un aspecto minimalista y contemporáneo, por ello se integra una gran cristalera en la entrada con una fachada lisa blanca y un zócalo de la piedra de la zona quedando visualmente integrada con la rampa de acceso.